Bicentenario de la Independencia de México
La historia detrás del 16 de septiembre de 1810
La historia detrás del 15 y el 16 de septiembre
Para entender el movimiento de independencia que comenzó en 1810 en México, es necesario explicar las diferencias de éste con otros movimientos independentistas en América. Si revisamos los nombres de personajes como José de San Martín (Argentina), Simón Bolívar (Bolivia, Colombia, Ecuador, Venezuela), Bernardo O’Higgins (Chile), Fulgencio Yegros (Paraguay), José Gervasio Artigas (Uruguay) y hasta de George Washington (Estados Unidos de América). ¿Qué tienen todos estos personajes en común? Todos ellos fueron militares. ¿Y Miguel Hidalgo? Miguel Hidalgo era un sacerdote.También hay que ver muy bien la situación del territorio que ocupaba el Imperio Español a principios del siglo XIX, justo en los sitios que hoy son del sur de los Estados Unidos de América, México y todos los países centroamericanos. El virreinato de la Nueva España, que comprendía desde parte de los Estados Unidos de América hasta gran parte de lo que hoy conocemos como América Central y el territorio que ocupa hoy Filipinas en Asia, fue sin duda un lugar próspero.
Basta con darse una vuelta por la hoy capital mexicana, la ciudad de México, que en tiempos de Nueva España fuera reconocida como la ciudad más importante del Imperio Español fuera del territorio ibérico. El propio Simón Bolívar en su carta de Jamaica, propone que si habría de hacerse algún gobierno americano ya independiente, la sede natural tendría que ser la ciudad de México por las características con las que esta contaba. La Nueva España, fue sin duda la “joya de la Corona”.
Pero si bien muchas cosas fueron positivas en la Nueva España, hay que destacar que no lo sería del todo para los habitantes del mismo. A inicios del siglo XIX cerca del 80% de la población era indígena y por lo tanto muy pobre. Habitaban por igual mestizos y criollos, siendo los ibéricos la minoría, aunque eso sí, la clase privilegiada. Las distinciones sociales, que no habían sido un problema en la mayor parte de la existencia de la Nueva España, empezaron a verse mermadas por instrucciones explícitas de Carlos III. Este rey español había prohibido, por ejemplo, los matrimonios entre desiguales, es decir, sólo los mestizos podían casarse con los mestizos, y los criollos con los criollos, y los españoles con los españoles… Naturalmente este fue un problema también para la sociedad de la Nueva España.
Otro problema, fue sin duda el aspecto económico. A finales del siglo XVIII el Imperio Español había resuelto en las famosas Reformas Borbónicas, una nueva serie de impuestos que afectaban, sobre todo, a la clase media. Impuestos que también afectaron a gente que poco o nada podía aportar a una Corona que se había vuelto aún más ambiciosa y que pretendía exprimir hasta donde le fuera posible. Alexander von Humboldt, intelectual notable de la época, al viajar a México y verle con una ciudad tan maravillosa como la de México a la que llamó “la ciudad de los palacios”, no escapó de la realidad y comentó palabras más palabras menos, que no había visto en todos sus viajes un lugar tan desigual como el de este territorio.
Fueron esos los ingredientes que se acumularon en la Nueva España. Ingredientes a los que se les sumaría Napoleón Bonaparte. Napoleón instaló de manera agresiva a su hermano José Bonaparte en el trono ibérico. La reacción en Nueva España fue inmediata, había temor de que los franceses acabaran con la Corona española y la zozobra en América no fue menor. ¡Jamás se entregaría el territorio americano a los enemigos de la Corona y de la religión católica! ¡Jamás se entregaría Nueva España a Napoleón Bonaparte!
¿Quién era Miguel Hidalgo?
Hidalgo era un sacerdote. Era un cura, un cura que vivió en el pueblo de Dolores y que cuidaba mucho a su gente. Como era criollo, Miguel Hidalgo contaba con una fortuna familiar que no era nada despreciable. Lo interesante de esto es que Hidalgo la utilizó no pocas veces para ayudar a los indios que se le acercaban y pedían ayuda para pagar sus impuestos. El castigo por no pagar eran los azotes. Además Hidalgo se preocupó siempre por sus feligreces y ayudaba a todo aquél que se le acercara. También Hidalgo era un hombre culto, un hombre al que le gustaba leer y un hombre al que le gustaba estar informado. Fue pocos meses antes, aunque quizá ya sabía qué sucedía, que se le acercaron unos conspiradores que le fueron a pedir que se uniera a la causa.La historia es por todos conocida. Una mañana del 16 de septiembre de 1810 en el atrio de la iglesia de Dolores, el cura Miguel Hidalgo y Costilla llamó a sus feligreces que asistirían a misa de domingo, a que tomaran las armas y se levantaran en contra del mal gobierno. Hidalgo le pidió a su gente que se viera las caras de hambre y que reaccionaran a las injusticias que se habían visto en la necesidad de soportar. Sin más, y teniendo a gente que le debía mucho al cura, Dolores se levantó en armas y comenzó esa aventura de la que pocos sabían el final.
Ya muchos años después, y por facilidades, se celebró ese “grito” en conmemoración del acto de Hidalgo, la noche previa al 16 de septiembre. Ahora todas las noches del 15 de septiembre se recordaría esa fecha que simbólicamente daría inicio al concepto de Patria en el territorio que hoy conocemos como México. Sin embargo, y como lo marca el desfile militar en la ciudad de México, la fecha grande es el 16 de septiembre. Ese día, de este año, celebraremos los 200 años del inicio de la justa que un hombre como Miguel Hidalgo decidió comenzar; la fecha en la que un hombre como Miguel Hidalgo, por encima de muchísimos más que sufrieron tanto o más que él, por fin se decidió a enfrentar los problemas y tener esa iniciativa. Sí, eso es lo que celebraremos el 16 de septiembre de 2010.
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